FORMACIÓN COMPLEMENTARIA

Definimos el mundo en función del lenguaje que usamos. La sintaxis, igual que una ventana, estructura nuestra percepción, seleccionando la información con la que describimos el mundo, sentando los paradigmas donde la razón sostiene la realidad.

Pero sabemos sin palabras, el mundo de las sensaciones es la raíz del conocimiento, de la gnosis, fuente inagotable de sabiduría y por esta vía, ayudándonos de la razón, podemos llegar a ser puro entendimiento.

Recuperar la confianza en nuestras sensaciones y establecer un código para entenderlas son los pasos necesarios para recuperar nuestra plenitud como seres.

La interacción con el entorno origina vínculos, en los que estamos proyectando o recibiendo un flujo de energía. Esta energía se percibe en el plano físico como sensaciones o en el psicológico, como emociones; esto me indica como mi ser se adapta al entorno.
Estos vínculos al volverse estables crean patrones de conducta. El darse cuenta de cómo nos adaptamos al entorno nos permite adecuar el flujo de energía a mis necesidades reales.

La calidad de las conexiones que mantengo, me define como ser, modificándolas puedo cambiar mi persona o mi entorno. Todo lo que se manifiesta tiene conciencia de si mismo para poder mostrarse. Todo proyecta o recibe energía o información y se configura en función de los vínculos que mantiene con el entorno. Al cambiar una parte, todo se adapta.

Si pongo más tensión o más relax en un vínculo, todo el conjunto refleja ese cambio. Esto es muy esclarecedor, me permite pasar de ser un sujeto pasivo, a ser el protagonista de mi propia vida; es la llave del logro,: si mejoro algo en mi, todo mi entorno mejora.

Estudiaremos que pautas me pueden servir para interactuar de manera efectiva, energéticamente hablando, con mi entonro y en mi día a día.